RC

Sector cadáver

En el último año de la carrera comencé a asistir al taller de Ana Camponovo, quien había conocido en la cursada de pintura de la Malharro y seguí prendida a sus Seminarios en la UNMdP, sus viajes culturales y sus propuestas de todo tipo. 
En uno de esos espacios que ella generaba, nos propuso hacer un poema Dadá según las instrucciones de Tristan Tzara:

Coja un periódico.
Coja unas tijeras.
Escoja en el periódico un artículo de la longitud que cuenta darle a su poema.
Recorte el artículo.
Recorte en seguida con cuidado cada una de las palabras que forman el artículo y métalas en una bolsa.
Agítela suavemente.
Ahora saque cada recorte uno tras otro.
Copie concienzudamente
en el orden en que hayan salido de la bolsa.
El poema se parecerá a usted.
Y es usted un escritor infinitamente original y de una sensibilidad hechizante, aunque incomprendida del vulgo.

No recuerdo la totalidad del poema, pero una frase que salió en el sorteo me llegó hondo:

                            Sector cadáver 

En esos tiempos, el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense comenzó a sentirse entre les familiares de personas desaparecidas acá en Mar del Plata, o quizás comenzó a sentirse en mí. Las identificaciones de los cuerpos, y toda la historia que se desentierra junto con la certeza final, las reacciones de familiares y los encuentros en familias cercanas hicieron que comprenda que todavía se podía seguir buscando ya no la prueba de vida como buscaba mi abuela, sino la prueba de la muerte (que no es nada menor). Y comencé a comprender que no "desaparecieron" y que sus cuerpos estaban escondidos no muy lejos de nuestro territorio. 

El ejercicio que nos propuso Ana Camponovo concluía llevando el poema a una imagen y las manitas y patitas surgieron de la línea de horizonte. A partir de ese momento entré en obsesión con las patitas, las manitos y los personajes de línea contínua.